Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre y vine del Cielo para llevaros al Cielo. Vivís en el tiempo de las Grandes Tribulaciones y sólo por la fuerza de la oración podeis soportar el peso de la cruz. Dedicad parte de vuestro tiempo a la Oración y a la escucha del Evangelio. Amad y defended la verdad. Abrid vuestros corazones a Mi Hijo Jesús y en todas partes testimoniad que estáis en el mundo pero no sois del mundo. Seréis perseguidos por causa de vuestra fe. Mirad el ejemplo de valor y fe en los elegidos por Mi Hijo Jesús. No retrocedáis. Mi Jesús estará siempre con vosotros. En cumplimiento de la misión que os confió Mi Hijo Jesús, Andrés anunció el Evangelio en muchas naciones; Experimentó grandes persecuciones, pero no desistió; Por amor dio su vida en defensa de la verdad. No os desaniméis frente a la persecución. Aquellos que permanecieren fieles recibirán una gran recompensa. Adelante. Mi Jesús os necesita. Dadme vuestras manos y os conduciré siempre por el camino de la verdad. Suceda lo que suceda, No retrocedáis. Vuestra victoria está en el Señor. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.