Queridos hijos, amad y defended la verdad. Recordad hoy la institución del Sacerdocio y de la Eucaristía; dos Pilares de la Iglesia de Mi Jesús, sin las cuales las almas vivirían en constante oscuridad espiritual. La gran Vitoria de la iglesia está en la fidelidad de Sus Ministros en el Celo por la Eucaristía. Los elegidos por Jesús para ser los sucesores de Su Misión deben mantener su fidelidad a Jesús, que los llamó y envió. Las palabras de Mi Jesús son claras sobre esta verdad no negociable: Él está realmente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía. Los que pertenecen a Mi Jesús siempre deben anunciar sin temor esta verdad. Mi hijo no los dejó un símbolo, sino la realidad de sí mismo. Él confió a Su Iglesia la Defensa de la Verdad Plena. Decid a todos que el pan del enemigo es sólo pan. Mi Hijo Jesús se entregó por amor a vosotros y prometió estar con vosotros todos los días hasta Su regreso, cuando dará a cada uno la recompensa por la fidelidad y defensa de Su Verdad. Corage, Pertenecéis al Señor. No permitáis que el enemigo de Dios venza. Días de oscuridad vendrán para la Iglesia de Mi Jesús. Llegará el día en que los fieles buscarán el precioso alimento y solo unos pocos lugares lo encontrarán. Sufro por lo que viene a vosotrosi. Sed fuertes, no retrocedáis. En las manos el Santo Rosario y las Sagradas Escrituras; En el corazón el amor a la verdad. No temáis. Defended Aquél que en la Cruz abrió el Cielo para vosotros. Si el mundo os persigue a causa de Jesús, podéis estar seguros de haber elegido la Mejor Parte. En la tierra seréis echados fuera, pero recibiréis el Cielo una Gran Recompensa. Doblad vuestras rodillas en la oración. Después de todo el dolor, vendrá la Victoria para el justo. Os amo y siempre estaré cerca de vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.