Queridos hijos, estoy muy cerca de vosotros, aunque no me veáis. Abrid vuestros corazones, pues sólo así podéis sentir Mi presencia en vuestras vidas. Os amo como sois y os pido que hagáis la voluntad de Mi Hijo Jesús. Volveos a Él a través de los sacramentos de la confesión y de la Eucaristía. No permitáis que el demonio os aleje del camino de la verdad. El demonio seguirá creando falsas señales. Tened cuidado con las trampas del demonio. Dios os dará grandes señales y estas serán sólo para llamar vuestra atención, y serán para cambiar vuestras vidas. Señales falsas atraen multitudes, pero estas no os convierten. Estad atentos. Dios quiere hablaros.Abrid vuestros corazones y escuchad Su voz. Sois llamados a ser en todo semejantes a Mi Hijo Jesús. Doblad vuestras rodillas en oración. Os necesito. Lo que tienes que hacer, no dejéis para mañana. Adelante sin miedo. Llegará un día en que un evento grandioso ocurrirá en una casa religiosa de monjas carmelitas. Frente a un Obispo y tres sacerdotes un imagen llorará. Será el primer y único milagro ocurrido en vuestro país. El fenómeno se repetirá trece veces y será motivo de la conversión para muchos hijos alejados. Estad atentos. Los signos de Dios no pueden ser ignorados. Yo vine del cielo para anunciar la verdad. Alejaros de todas las mentiras y engaños y volveos al Señor que os ama y os perdona. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.Quedad en paz.