Queridos hijos, vivid vueltos al Señor. Buscadlo siempre en la Eucaristía, pues sólo Él es vuestro Bien Absoluto y os conoce por vuestro nombre. Sois del Señor y sólo a Él debéis servir con amor y fidelidad. No sois del mundo. Estáis en el mundo, pero vuestra vida pertenece al Señor. Él os creó a Su imagen y semejanza y espera vuestro sí valiente a Su llamada. La humanidad camina hacia el abismo de la destrucción que los hombres prepararon con sus propias manos. El desprecio de lo sagrado crecerá cada día más. Los hombres rechazarán lo que es de Dios y abrazarán falsas doctrinas y falsas ideologías. El demonio causará una gran confusión en la Iglesia. Aún veréis horrores. Muchos perderán la fe y se apartarán de la verdadera doctrina. Los falsos profetas sembrarán la discordia y la confusión. El demonio engañará con falsas señales y prodigios. Brasil será objeto de grandes ataques demoníacos. Alejaros de todas las mentiras y engaños del demonio. Quedad con la verdad de Mi Hijo Jesús. Estad atentos. Escuchadme y no seréis engañados. Yo soy vuestra Madre y vine del cielo para reclamar lo que es de Dios. Amad y defended la verdad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.