Queridos hijos, volveos a Mi Jesús. Él os ama y os perdona. Arrepentíos. Mi Jesús os espera con los Brazos Abiertos. Él se entregó por vuestra salvación y actuará siempre con Misericordia si os reconciliáis con Él por medio del Sacramento de la Confesión. Apartaos de lo que pasa y buscad las cosas del Cielo. No seáis como Pilatos que, por miedo a perder aquello que pasa, se lavó las manos ante la multitud y entregó a Jesús. Cuando hay arrepentimiento sincero, Mi Jesús siempre perdona y bendice con grandes gracias. Mirad a la cruz y buscad a Aquel que os amó primero. No seáis ingratos. Testimoniad con vuestra propia vida que sois propiedad del Señor. La humanidad se ha vuelto ciega porque los hombres se han apartado de Mi Jesús. He aquí el tiempo oportuno para vuestro regreso. Amad y defended la verdad. Días vendrán en que los hombres y mujeres de fe serán impedidos de anunciar a Mi Hijo Jesús. La gran y dolorosa persecución vendrá. No lo olvidéis: Vuestra arma de defensa será siempre la verdad. Mirad a vuestro alrededor y veréis los Signos de Dios. Abrid vuestros corazones y podréis comprender Sus Designios para vuestras vidas. ¡Adelante sin miedo! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.