Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre dolorosa y sufro a causa de vuestros sufrimientos. Vine del Cielo para mostraros el Camino de la Salvación, que sólo es posible a aquellos que están abiertos a la gracia del Señor. Os invito a acoger el Evangelio de Mi Jesús, pues sólo así podéis crecer espiritualmente. El camino de la Santidad está lleno de obstáculos, pero no estáis solitos. Mi Hijo Jesús caminha con vosotros. Vivís en el tiempo de las Grandes Tribulaciones. Doblad vuestras rodillas en oración. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. No os apartéis de la verdad. Aceptad las Enseñanzas del Verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Jesús y en todas partes testimoniad que sois del Señor. El enemigo trabaja para destruir lo Sagrado, pero podéis vencer por la fuerza de la oración. Camináis hacia un futuro de dolor. Aquellos que son fieles experimentarán el calvario. No retrocedáis. Dedicad parte de vuestro tiempo a lectura de las Sagradas Escrituras. Tratad de conocer la vida de los Grandes Profetas de Dios. Los ejemplos de los Hombres de Dios os ayudarán a entender los tiempos difíciles que vendrán. Escuchad los tesoros que os dejó el Elegido de Mi Hijo Jesús para cuidar de Su Iglesia: Las enseñanzas de Pedro os hará comprender la gran confusión espiritual de vuestros tiempos. Amad y defended la verdad. Quién está con el Señor jamás experimentará el peso de la derrota. Adelante en la verdad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.