Queridos hijos, cuidad de vuestra vida espiritual y seréis grandes a los Ojos del Señor. Sed fuertes y no retrocedáis ante vuestras dificultades. No os olvidéis: Dios está con vosotros. Os pido que intensifiquéis vuestras oraciones en éstos tiempos difíciles. Soy vuestra Madre y siempre estoy cerca de vosotros. Sabed que una ciudad famosa quedará desierta. Una epidemia alejará a muchos de sus habitantes y otros morirán. Orad. Los tiempos de las tribulaciones han llegado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.