Queridos hijos, no permitáis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. La humanidad camina en la oscuridad porque los hombres se han alejado del Creador. He aquí el momento oportuno para vuestro regreso. Camináis hacia un futuro doloroso en el que los hombres, cada vez más, se comportarán como ciegos guiando a otros ciegos. Buscad la verdad de Mi Jesús en el Evangelio. Acoged las enseñanzas del verdadero Magisterio de Su Iglesia. Este es el camino que os llevará al Cielo. No permitáis que el demonio os engañe. ¡Coraje! Adelante por el camino que os he señalado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.