Queridos hijos, el camino de la santidad es lleno de obstáculos, pero no os desaniméis. Mi Jesús camina con vosotros. Confiad en Él y seréis victoriosos. No hay victoria sin Cruz. Cuidad de vuestra vida espiritual. Arrepentíos y reconciliaos con Dios por medio del Sacramento de la Confesión. No os apartéis de la verdad. Buscad a Mi Jesús en la Eucaristía, porque sólo así podréis soportar el peso de las pruebas que vendrán. Todo aquello que os anuncié en el pasado se realizará. Rezad. Cuando todo parezca perdido, el Señor vendrá en vuestro socorro. Él enjugará vuestras lágrimas. Continuad firmes en el camino que os he señalado. ¡Adelante en la defensa de la verdad! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.