Queridos hijos, creed firmemente en el Poder de Dios. En Él está vuestra fuerza y ​​vuestra salvación. No permitáis que las falsas ideologías os alejen de la verdad. Muchos consagrados han sido contaminados y caminan como ciegos guiando a otros ciegos. Se erigirá un templo, pero en la Casa de Dios no hay espacio para el enemigo. No podéis servir a dos señores. Quedaros con Jesús. Acoged Su Evangelio y abrazad las enseñanzas del verdadero Magisterio de Su Iglesia. Doblad vuestras rodillas en oración. Dios tiene prisa. No viváis alejados de la verdad. Soy vuestra Madre y vine del Cielo para guiaros a Aquel que es vuestro Único y Verdadero Salvador. Mi Señor os ama y os espera con los brazos abiertos. No permitáis que las cosas del mundo os alejen de Mi Hijo Jesús. Tened cuidado. El demonio es fuerte y sabe engañar. Permaneced firmes en el camino que os he mostrado y seréis victorioso. Adelante sin miedo. Regaré a Mí Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.