Queridos hijos, no temáis. Llenaros de esperanza y mañana será mejor. No crucéis los brazos. Mi Señor necesita de cada uno de vosotros. Abrid vuestros corazones y dejad que la gracia del Señor os transforme. Vine del Cielo para conduciros al Cielo. Os llamo a ser en todo semejantes a Mi Hijo Jesús. No estáis sólitos. Mi Señor está muy cerca de vosotros. Cuando sintáis el peso de las pruebas, llamad a Jesús. Invitad a Jesús que se quede con vosotros. Manifestad vuestros deseos a Él y Él cuidará de vosotros. Valorad los momentos de oración en familia. No permitáis que la oscuridad del mal penetre vuestros hogares. Dejad que la Luz del Señor ocupe espacio en vuestros hogares. Dios quiere salvaros. Escuchad Su voz y sed fieles a Su llamado. No os desaniméis. Rezad mucho delante de la cruz. La humanidad se ha contaminado con el pecado y necesita ser curada. Un doloroso acontecimiento ocurrirá en Europa. La muerte pasará por varios países y Mis pobres hijos han de llorar y lamentarse. Sufro por aquello que viene para vosotros. Estad atentos. No retrocedáis. Permaneced firmes en el camino que os he señalado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.