Queridos hijos, he aquí el tiempo oportuno para vuestro regreso. No os crucéis de brazos. Mi Jesús os ama y os espera con los brazos abiertos. Os pido que viváis Mis Llamados y que en todo procuréis imitar a Mi Hijo Jesús. Yo soy vuestra Madre y vengo del Cielo para llamaros a la conversión. Abrid vuestros corazones a la Acción del Espíritu Santo, pues solamente así podréis comprender Mi Presencia en medio de vosotros. Camináis hacia un futuro doloroso y muchos se apartarán de la verdad. La babel estará presente en toda parte y los fieles beberán el cáliz amargo del dolor. ¡Volveos deprisa! Lo que tenéis que hacer, no lo dejéis para el mañana. ¡Adelante sin miedo! Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.