Queridos hijos, abrazad las cosas del Cielo y huid de las novedades del mundo. No os olvidéis: En todo, Dios en primer lugar. Si el Señor no ocupa el primer lugar en vuestras vidas, seréis como un navegante errante sin destino y sin saber cómo llegar. Buscad orientación para vuestras vidas en el Evangelio. Por medio del Evangelio, descubriréis los Tesoros de Dios para vosotros. Dad vuestra propia existencia al Señor y Él cuidará de vosotros. Tiempos dolorosos vendrán y muchos tendrán su fe sacudida. Suceda lo que suceda, quedaos con la verdad que sólo podéis encontrar en la Iglesia Católica, única fundada por Mi Hijo Jesús. Tiempos vendrán en que muchos negarán la verdadera fe y se contaminarán con el fango de las falsas doctrinas. Estad atentos. Amad y defended la verdad. Yo he venido del Cielo para ayudaros. Escuchadme. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.