Queridos hijos, confiad en Jesús. En Él está vuestra verdadera felicidad. Testimoniad con vuestra propia vida que sois Pertenencia del Señor. Camináis hacia un futuro en el que pocos darán testimonio al Amor de Jesús con sus vidas. La gran frialdad en la fe causará ceguera espiritual en muchos de Mis pobres hijos. Sufro por aquello que viene para vosotros. Los hombres adorarán aquello que es falso y la Verdad de Dios será despreciada. Amad y defended la verdad. No tengáis miedo! Quien está con el Señor tendrá siempre Sus Cuidados. ¡Coraje! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.