Queridos hijos, el camino hacia el Cielo pasa por la cruz. No os desaniméis. Mi Jesús os ama y estará siempre con vosotros. Tiempos difíciles vendrán para los justos. La humanidad beberá el cáliz amargo del sufrimiento, pero no perdáis vuestra esperanza. Pasada toda la tribulación, veréis la Mano Poderosa de Dios actuar en favor de los hombres y mujeres de fe. Sed defensores de la verdad. No temáis. Las cosas del mundo pasan, pero la Gracia de Dios en vosotros será eterna. Buscad fuerzas en la Eucaristía y en las Palabras de Mi Jesús. Seréis llamados hacia la mesa donde el pan es sólo pan. Quedad con la verdad de siempre. Vuestro verdadero alimento contiene Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En toda parte defended esta verdad y seréis recompensados con el Cielo. ¡Adelante sin miedo! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.