Queridos hijos, sufro por aquello que viene para vosotros. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. No os apartéis de la verdad. El brillo de la verdad se apagará en muchos lugares y Mis pobres hijos caminarán como ciegos guiando a otros ciegos. El espejo empañado impedirá a Mis pobres hijos de ver aquello que es verdadero. Permaneced fieles a la verdad y no permitáis que el demonio os engañe. En las lecciones del pasado encontraréis el verdadero camino hacia el Cielo. ¡Adelante, sin miedo! Mi Jesús estará con vosotros. Dadme vuestras manos y Yo os conduciré a la santidad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.