Queridos hijos, buscad a Jesús, pues solamente Él es vuestro todo. En Él está la verdadera liberación y salvación para los hombres. Acoged Su Luz y defended Su Evangelio y las enseñanzas del verdadero Magisterio de Su Iglesia. La muerte estará presente en la Iglesia, pero los que aman y defienden la verdad permanecerán vivos. Yo soy vuestra Madre Dolorosa y sufro por aquello que viene para vosotros. Oración, Confesión y Eucaristía: he aquí las armas para el gran combate espiritual. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.