Queridos hijos, sed hombres y mujeres de fe. Buscad al Señor, pues Él os espera de Brazos Abiertos. Alejaros del mundo y vivid vueltos hacia el Paraíso para el cual únicamente fuisteis creados. La humanidad se dirige al abismo de la autodestrucción que los hombres prepararon con sus propias manos. Alejaros del pecado. Pertenecéis al Señor y sólo a Él debéis seguir y servir. No permitáis que las tinieblas del demonio os alejen del camino de la salvación. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. El fango de las falsas doctrinas se esparcirá por toda parte. Estad atentos para no ser engañados. Acoged la enseñanzas del verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Jesús. Si permanecéis fieles hasta el final, el Señor os recompensará generosamente. Os amo y rogaré a Mi Jesús por vosotros. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por permitirme reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.