Queridos hijos, vuestro futuro os lleva a una Gran Batalla entre el Bien y el mal. Los enemigos actuarán cada vez más para alejaros de la verdad. En esta Gran Batalla, vuestra arma de defensa es el amor a la verdad. En las manos, el Santo Rosario y las Sagradas Escrituras: En el corazón, el amor a la verdad. No permitáis que el demonio venza. Pertenecéis al Señor. Él os ama y os espera de Brazos Abiertos. Creed firmemente en el Poder de Dios. Nada está perdido. Dadme vuestras manos y os conduciré por el camino de la salvación. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por permitirme reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.