Queridos hijos, soy la Madre y Reina de Brasil. Os pido que seáis hombres y mujeres de oración, pues sólo así podéis contribuir a la Victoria de Dios con el Triunfo Definitivo de Mi Inmaculado Corazón. No os olvidéis: En las manos el Santo Rosario y las Sagradas Escrituras; En el corazón, el amor por la verdad. Doblad vuestras rodillas en oración por el Brasil. Los enemigos actuarán y Mis pobres hijos cargarán pesada cruz. Buscad fuerzas en la Eucaristía y en el Evangelio de Mi Jesús. Dad lo mejor de vosotros en la misión que el Señor os ha confiado. El Cielo será vuestra recompensa. Todo en esa vida pasa, pero la Gracia de Dios en vosotros será Eterna. Yo vine del Cielo para llamaros a la conversión. Escuchadme. Vosotros tenéis libertad, pero lo mejor es hacer la Voluntad del Señor. Cuidad de vuestra vida espiritual y no permitáis que las cosas del mundo os alejen de Mi Jesús. Adelante por el camino que os he señalado. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por permitirme reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.