Queridos hijos, os dirigís hacia un futuro de dudas e incertidumbres, pero Mi Jesús no os abandonará. Confiad en Él que os ama y os conoce por el nombre. Muchos consagrados serán contaminados y abandonarán la verdadera fe. En la Casa de Dios quedarán pocos defensores de la verdad. Os pido que intensifiquéis vuestras oraciones por la Iglesia de Mi Jesús. La gran confusión se esparcirá por todas partes. Os pido que seáis valientes. Imitad a Juan Bautista y defended aquello que es de Dios. Todo en esta vida pasa, pero la Gracia de Dios en vuestras vidas será Eterna. Adelante en la defensa de la verdad. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por permitirme reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.