Queridos hijos, la Eucaristía es el Gran Tesoro de la Iglesia, pues es el propio Jesús presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En toda batalla la victoria de la Iglesia ha venido por medio de la Eucaristía. No hay victoria sin la Eucaristía. Vais hacia una gran guerra y sólo por la fuerza de la Eucaristía podéis alcanzar victoria. La Eucaristía es la Luz que brilla en la Iglesia sin la cual no podéis ir al Cielo. Los enemigos actuarán para borrar el brillo de la Eucaristía. Defended Jesús. Defended la verdad. Como ya os he anunciado en el pasado, la Presencia de Mi Jesús en la Eucaristía es una verdad innegociable. Defended vuestro precioso alimento. Dadme vuestras manos y Yo iré con vosotros en la defensa de la verdad. Estad atentos. Permaneced firmes en el camino que os he señalado a lo largo de estos años. Aquellos que permanecieren fieles hasta el fin serán proclamados Benditos del Padre. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por permitirme reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.