Queridos hijos, vendrán tiempos difíciles para la Iglesia de Mi Jesús. Los que aman y defienden la verdad beberán el cáliz amargo del sufrimiento. Una gran persecución se esparcirá por todas partes. Doblad vuestras rodillas en oración. Soy vuestra Madre Dolorosa y sufro por aquello que viene para vosotros. Estad atentos. No os olvidéis de las grandes lecciones del pasado. Vosotros no estáis solitos. Mi Hijo Jesús estará con vosotros. Confiad en Él y seréis victoriosos. Dadme vuestras manos y os conduciré al puerto seguro de la fe. Valor. Cuando todos os parezca perdido, el Señor actuará en favor de los justos. Adelante en la defensa de la verdad. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por permitirme reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.