Queridos hijos, intensificad vuestras oraciones. He aquí el tiempo de los dolores para vosotros. No viváis alejados de Jesús. Sólo en Él está vuestra verdadera liberación y salvación. Arrepentiros y volved Aquél que es vuestro Gran Amigo. En éstos tiempos difíciles, no os olvidéis: En las manos el Santo Rosario y las Sagradas Escrituras; en el corazón, el amor a la verdad. Aun veréis horrores sobre la Tierra. Escuchad lo que os digo. Volved por amor, pues gran dolor aun vendrá. La humanidad se alejó del Creador y se dirige al abismo de la destrucción que los hombres prepararon por sus propias manos. Vivís en el tiempo de la Gran Batalla. No os olvidéis las armas que os he señalado para que seáis victoriosos. Adelante sin miedo. Vosotros que estáis a escucharme: Confiad; Sede valientes y defended el Evangelio de Jesús. Los enemigos actúan para destruir el Sagrado, pero vosotros podéis vencerlo con la verdad. Suceda lo que suceda, permaneced fieles al verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Hijo Jesús. Este es el mensaje que os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros una vez más. Yo os bendigo, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.