Queridos hijos, soy vuestra Madre Dolorosa. Os pido que seáis fieles a Mi Hijo Jesús y al verdadero Magisterio de Su Iglesia. Camináis hacia un gran naufragio en la fe. La falta de amor a la verdad causará gran confusión y división entre Mis pobres hijos. Doblad vuestras rodillas en oración. Este es un tiempo de tristeza para los hombres y mujeres de fe. Suceda lo que suceda, no dejéis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Testimoniad en todas partes que pertenecéis al Señor. No permitáis que nada os aleje del camino que os he señalado. Quedad siempre con Jesús. Buscadlo en la Eucaristía, pues sólo así podéis alcanzar la victoria. No os olvidéis: La presencia de Mi hijo Jesús en cuerpo, sangre, alma y divinidad en la Eucaristía es una verdad innegociable. Estad atentos. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.