Queridos hijos, coraje. No os desaniméis. No crucéis los brazos. He aquí el tiempo oportuno para vuestro testimonio sincero y valiente. Dios espera mucho de vosotros. Abrid vuestros corazones y aceptad la Voluntad del Señor para vuestras vidas. No he venido del Cielo para obligaros. Sois libres, pero no permitáis que vuestra libertad os aleje del camino de la salvación. Doblad vuestras rodillas en oración. Días difíciles vendrán. Un hecho asombroso sacudirá la Iglesia de Mi Jesús, pero Mi Jesús no os abandonará. Cuidad de vuestra vida espiritual. No os apartéis del camino de la salvación. Abrazad el Evangelio y sed fieles a las Palabras de Mi Jesús. No os apartéis de la verdadera Iglesia, aunque muchos pastores actúen para destruir el Proyecto de Mi Hijo Jesús. Los lobos disfrazados de cordero estarán por todas partes, pero vosotros, que hacéis parte del pequeño rebaño, permaneced firmes en vuestra fe. No os olvidéis: la Iglesia de Mi Jesús volverá a ser como Jesús la confió a Pedro. La semilla de la verdad permanecerá en el corazón de los hombres y mujeres de fe. Adelante en la verdad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.