Queridos hijos, dadme vuestras manos y Yo os conduciré a la victoria. El Triunfo Definitivo de Mi Inmaculado Corazón traerá para vosotros gran alegría. Los humildes serán exaltados y los poderosos de este mundo caerán de sus tronos. Sólo el Señor será El Grande en la vida de todos. Permaneced en el camino que os señalé. Sed fieles a Jesús. No os apartéis de la verdad. Creed firmemente en el Evangelio para ser salvados. El Evangelio de Mi Jesús no es un libro de fantasías; En él está la verdad revelada por Mi Hijo Jesús y enseñada por el Verdadero Magisterio de Su Iglesia. Tened valor. No permitáis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Amad y defended la verdad. Sed dóciles a las Palabras de Mi Jesús y en todas partes testimoniad vuestra fe. Mi Jesús conoce cada uno de vosotros por el nombre y os recompensará por todo lo que hacéis en favor de Mis planes. Sed hombres y mujeres de oración. Sólo por la fuerza de la oración podéis soportar el peso de las pruebas que aún vendrán. Todavía veréis horrores en la Casa de Dios. Muchos escogidos para defender la verdad la negarán, pero no retrocedáis. Adeante en la verdad. Yo estaré a vuestro lado, aunque no me veáis. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.