Queridos hijos, volved a Aquel que es vuestro Camino, Verdad y Vida. Cuidad de vuestra vida espiritual y en todo sed como Jesús. No temáis. Con vuestros ejemplos, mostrad a todos que solamente Jesús es vuestra Única Esperanza. No seáis infieles. He aquí el tiempo oportuno para vuestro regreso. No os quedéis de brazos cruzados. El Templo de Dios será profanado por los enemigos y lo que es falso será abrazado como verdad. Sufro por aquello que viene para vosotros. Amad y defended la verdad. Aquellos que permanecieren fieles hasta el fin recibirán gran recompensa. Adelante en la defensa de la verdad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.