Queridos hijos, los enemigos de Dios siembran cizaña, pero los que pertenecen al Señor siembran trigo. He aqui el tiempo de la gran batalla entre los que defienden la mentira y los que defienden la verdad; Entre los que son de la oscuridad y los que son de la luz. En el corazón de Mis Devotos siempre debe brillar la Luz del Señor. Después de toda tribulación, el Señor reinará y todos los fieles vivirán felices. Os animo que no permitáis que el demônio venza. Sois del Señor y Él espera mucho de vosotros. Os pido que tengáis um corazón semejante al de Jeremías. Jeremías escuchó al Señor y él no tuvo miedo de anunciar la verdad. Vosotros tenéis el ejemplo de los grandes profetas, que en medio de las persecuciones mantuvieron la llama de la verdad en sus corazones. Cuando Dios habla, Él quiere ser atendido. En la oración en silencio, escuchad la voz de Aquél que es vuestro todo. No retrocedáis. Soy vuestra Madre y estaré a vuestro lado. Orad mucho y abrazad Mis llamados. Lo que tenéis que hacer, no lo dejéis para mañana. Coraje. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.