Queridos hijos, abrid vuestros corazones al Espíritu Santo y seréis grandes en la fe. Dejad que la gracia santificante de Dios os transforme. No viváis en el pecado. Sois del Señor y las cosas del mundo no son para vosotros. Doblad vuestras rodillas en oración. La humanidad se alejó de Dios y Mis pobres hijos caminan como ciegos espiritualmente. Arrepentiros. Mi Señor os espera con los brazos abiertos. Sed dóciles. Vine del cielo para ayudaros, pero no puedo obligaros a nada. Caminad al encuentro del Señor con la verdadera libertad de hijos de Dios. Cuando todo os parece perdido, Dios actuará y la Tierra será transformada. Dios permitirá y los hombres tendrán la gracia del arrepentimiento. Por una gracia especial del Señor, los hombres verán todos sus pecados y tendrán la oportunidad de decidir por Dios. La libertad de cada uno os conducirá al destino final. Os pido que hagáis siempre la voluntad del Señor. Estad atentos. Coraje. Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.