Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre y vine del Cielo para conduciros a Aquél que es vuestro Camino, Verdad y Vida. Sed valientes y testimoniad con vuestra propia vida que pertenecéis al Señor. Buscad al Señor que os ama y os espera con los brazos abiertos. Fortaleceros en Su Palabra y en la Eucaristía. Rezad mucho delante de la cruz. Vivís en el tiempo de las grandes confusiones espirituales. Camináis hacia un futuro doloroso. Una gran tormenta llegará al gran buque, pero esta seguirá hacia el refugio seguro. Tesoros se perderán, pero serán encontrados y devueltos. Sufro por aquello que vendrá para los hombres y mujeres de fe. Rezad. Sólo por la fuerza de la oración podéis experimentar la victoria de Dios. No retrocedáis. Cuando todo os parece perdido vendrá a vosotros la alegría de la victoria con el triunfo final de Mi Inmaculado Corazón. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.