Queridos hijos, os amo como sois y os pido que seáis fieles a Jesús, pues sólo en Él está vuestra salvación. Bien sabéis cuánto una madre ama a sus hijos. Yo vine del cielo para traeros la verdadera liberación. Valorad la libertad que el Señor os ha dado y vivid en la tierra con vuestros corazones vueltos hacia el cielo. La humanidad se ha convertido espiritualmente pobre porque los hombres se han alejado del Creador. He aquí el tiempo de vuestro regreso. Tened valor, fe y esperanza. Dios os llama y no podéis vivir en el pecado. Dad lo mejor de vosotros a la misión que os fue confiada. Todavía tengo cosas nobles para revelaros. Estad atentos. Doblad vuestras rodillas en oración. Piamonte vivirá momentos de grandes tribulaciones y Mis pobres hijos han de llorar y lamentarse. Igual acontecimiento se dará en el Porto. Adelante en el camino que os he señalado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.