Queridos hijos, Piúma cargará la pesada cruz y Mis pobres hijos experimentarán grandes sufrimientos. Gritará por ayuda y Socorro vivirá momentos de angustia. La Isla de Madeira vivirá momentos de grandes tribulaciones. La muerte pasará y los hombres han de llorar y lamentarse. Os pido que viváis en la gracia de Mi Señor y que os alejéis de todo aquello que es contrario a la voluntad de Dios. Apartaros definitivamente del pecado y vivid vueltos al paraíso para el cual únicamente fuisteis creados. Camináis hacia un futuro de grandes y dolorosas pruebas. Doblad vuestras rodillas en oración. Sólo a través de la oración tendrá fuerza para soportar el peso de la cruz. Yo soy vuestra Madre y sé lo que viene para vosotros. Escuchadme. Sed dóciles y llevad a todos Mis llamadas. No retrocedáis. Dios está a vuestro lado aunque no lo veáis. Tened valor, fe y esperanza. Quién está con el Señor vencerá. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.