Queridos hijos, coraje. Mi Jesús está con vosotros. Vuestra vida aquí en la tierra es en realidad una sucesión continua de encuentros con Jesús. Encontráis Jesús en los sacramentos que son los canales de su acción Misericordiosa y Salvadora; en sus ministros y todos aquellos que encontráis en vuestra vida todos los días. No perdáis las oportunidades que el Señor os concede. Llegará un día en que muchos han de arrepentirse de la vida recurrida sin Dios, pero para muchos será tarde. No os quedéis estancados. Lo que tienes que hacer, no dejéis para mañana. Dios tiene prisa. Arrepentiros, y asumid vuestro verdadero papel de cristianos. Yo soy vuestra Madre y sé lo que viene para vosotros. Doblad vuestras rodillas delante la cruz y suplicad la misericordia de Mi Jesús en vuestras vidas. He aquí el tiempo de las tribulaciones de la humanidad. Aún veréis horrores sobre la tierra. Kerman gritará por socorro y Mis pobres hijos cargarán pesada cruz. Sed mansos y humildes de corazón y dad lo mejor de vosotros mismos a la misión que el Señor os ha confiado. Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.