Queridos hijos, coraje. Dios está muy cerca de vosotros. Suceda lo que suceda no dejéis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Llenaros de esperanza, pues mañana será mejor para todos los hombres y mujeres de fe. Yo soy vuestra Madre y vine del cielo para deciros que este es el tiempo de gracia. No viváis alejados. Lo que tienes que hacer, no dejéis para mañana. He aquí el tiempo de las grandes tribulaciones. La humanidad se alejó de Dios. Mis pobres hijos caminan como ciegos guiando a otros ciego. Rezad. La oración es el recurso que os ofrezco para estos tiempos difíciles. Vuestra victoria está en el Señor. Buscadlo siempre. Acercaros a la Eucaristía y escuchad Su Palabra, pues sólo así podeis soportar el peso de las pruebas que ya están en marcha. Dejaros guiar por el Señor y Él os llevará por el camino seguro. No os desaniméis. Cuando todo os parece perdido vendrá a vosotros la gran victoria. Un acontecimiento asombroso sucederá en España y Mis pobres hijos cargarán pesada cruz. El terror se esparcirá y los hombres temerán. He aquí el tiempo de vuestro regreso. No crucéis los brazos. Adelante. Yo pediré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.