Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre y os amo. Yo vine del cielo para llamaros a la conversión y deciros que sois importantes para la realización de los planes de Dios. Os pido que tengáis confianza en la Misericordia del Señor. Él conoce a cada uno de vosotros por vuestro nombre y quiere salvaros. No os alejéis del camino que os he señalado. Sed hombres y mujeres de oración. La humanidad está enferma y necesita ser curada. Volveos al Señor. Alejaros del pecado y dejad que la gracia santificadora de Dios os transforme. He aquí el tiempo de las grandes tribulaciones espirituales. Doblad vuestras rodillas. Buscad fuerzas en Señor y mostrad a todos que sois verdaderamente de Cristo. Un doloroso acontecimiento ocurrirá en Roma. La Iglesia de Mi Jesús ha de llorar y lamentarse. Suceda lo que suceda no os apartéis de la verdad. No dejéis que la llama de la fe se apague dentro de vosotros. Coraje.Yo pediré a Mi Jesús por vosotros. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.