Queridos hijos, Yo soy vuestra Madre y he venido del Cielo para llamaros a la conversión sincera. Escuchadme. Vosotros bien sabéis cuánto os amo. Sed mansos y humildes de corazón y el Cielo será vuestra recompensa. No os olvidéis: A quien mucho se le ha dado, mucho se le exigirá. No os desaniméis. Cuando sintáis el peso de la cruz, llamad por Jesús y Él os dará la victoria. Os pido que seáis hombres y mujeres de oración. En las manos, el Santo Rosario y la Sagrada Escritura; En el corazón, el amor a la verdad. Decid a todos que el Señor será siempre fiel a Sus Promesas, pero vosotros no podéis cruzar los brazos. Acoged Mis Llamados, pues solamente así podréis contribuir al Triunfo Definitivo de Mi Inmaculado Corazón. Aún veréis horrores por todas partes, pero aquellos que permanezcan fieles hasta el final jamás serán derrotados. ¡Coraje! En este momento, hago caer del Cielo sobre vosotros una extraordinaria lluvia de gracia. ¡Adelante en defensa de la verdad! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.