Queridos hijos, camináis hacia un futuro de gran discordia y división. El gran naufragio de la fe apartará a muchos de Mis pobres hijos del camino de la salvación. Os pido que seáis fieles a Mi Hijo Jesús y al verdadero Magisterio de Su Iglesia. Tiempos difíciles vendrán y el sufrimiento será grande para los que aman y defienden la verdad. ¡Ánimo! Recordad siempre: Vuestra arma de defensa es la verdad. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. Es en esta vida, y no en otra, donde debéis testimoniar que sois únicamente de Cristo. Alejaos del mundo y vivid vueltos hacia el Cielo. Yo os amo y estaré siempre a vuestro lado. Adelante! Buscad fuerzas en la oración y en la Eucaristía — y saldréis victoriosos. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.