Queridos hijos, una gran multitud caminará hambrienta en busca del Alimento Precioso, el verdadero pan bajado del Cielo, pero serán perseguidos y lanzados fuera. Sabed que el pan del enemigo es sólo pan. Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad sólo podréis encontrar en la Iglesia Católica: única y verdadera Iglesia de Mi Hijo Jesús. He aquí una verdad innegociable. Amad y defended la verdad. El silencio de los justos fortalece a los enemigos de Dios. Coraje! Doblad vuestras rodillas en oración y buscad al Señor que os ama y os espera con los Brazos Abiertos. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.