Queridos hijos, la confusión se esparcirá en el seno de la Iglesia y el dolor será grande para los justos. Falsas ideologías serán abrazadas y muchos consagrados caminarán como ciegos guiando a ciegos. Llegará el día en que la madre buscará a su hijo, pasará junto a él, pero no lo reconocerá. El humo del demonio se esparcirá por todas partes. Rezad. Yo soy vuestra Madre Dolorosa y sufro por aquello que viene para vosotros. Suceda lo que suceda, quedad con Jesús y abrazad las enseñanzas del verdadero Magisterio de Su Iglesia. ¡Adelante en defensa de la verdad! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.