Queridos hijos, apartaos del pecado y vivid hacia el Paraíso, para el cual únicamente fuisteis creados. Dios tiene prisa. Convertíos y servid al Señor con alegría. La humanidad camina ciega espiritualmente porque los hombres se han alejado del Creador. No permitáis que las tinieblas del demonio os aparten del camino de la salvación. Arrepentíos. Reconciliaos con Dios por medio del Sacramento de la Confesión. Yo soy vuestra Madre Dolorosa y he venido del Cielo para conduciros a Aquel que es vuestro Único y Verdadero Salvador. Camináis hacia un futuro de dolores. No os apartéis de la oración, pues solamente por medio de la oración podréis vencer los obstáculos que vendrán. Muchos consagrados serán perseguidos y lanzados fuera. Dad lo mejor de vosotros mismos en la defensa de la verdad. He aquí el tiempo oportuno para vuestro testimonio público y valiente. ¡Adelante! Quien está con el Señor jamás experimentará la derrota. ¡Coraje! Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.