Queridos hijos, camináis hacia un futuro en el que muchos abrazarán aquello que es falso. Quedad con la verdad. Habrá gran confusión espiritual en la Casa de Dios, pero vosotros, que sois del Señor, amad y defended la verdad. En Dios no hay verdad a medias. Abrid vuestros corazones al Señor y saldréis victoriosos. No os olvidéis: vuestra arma de defensa está en las lecciones del pasado. Convertíos. He aquí el momento oportuno para vuestro regreso. Dedicad parte de vuestro tiempo a la oración. Solamente por la fuerza de la oración podéis vencer al demonio. No os desaniméis. Nada está perdido. Confiad en el Señor y Él os dará la victoria! Después de toda tribulación, el Señor enjugará vuestras lágrimas. ¡Coraje! Yo os amo y estaré siempre cerca de vosotros. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.