Queridos hijos, camináis hacia un futuro de grandes persecuciones. La humanidad será esclavizada y los hombres y mujeres de fe serán despreciados. Camináis hacia un futuro en el que el Tesoro de la Libertad os será retirado. Doblad vuestras rodillas en oración. Yo sufro por aquello que viene para vosotros. Buscad fuerzas en la oración y en la Eucaristía. Yo estaré con vosotros. No temáis. Vuestra victoria está en el Señor. No os apartéis de Él. Cuando todo parezca perdido, la Mano Poderosa de Dios actuará a favor de los justos. Adelante en la defensa de la verdad. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.