Queridos hijos, los hombres perversos lanzarán cascotes en aguas cristalinas, pero Mi Jesús no os dejará sedientos. Él es el Agua Viva. Dejaos conducir por las Manos del Señor. Yo os amo y vine del Cielo para ayudaros. Sed dóciles a Mi Llamado. No viváis alejados de la oración. ¡Coraje! No habrá derrota para Mis Devotos. No retrocedáis. Vuestra victoria está en el Señor. ¡Adelante! Yo rogaré a Mi Jesús por vosotros. Conozco a cada uno de vosotros por el nombre y vine del Cielo para llevaros al Cielo. Permaneced firmes en el camino que os he señalado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.