Queridos hijos, ¡Coraje! Vosotros no estáis solos. El Verbo Eterno del Padre que se hizo hombre está muy cerca de vosotros. Los Ministros de Dios consagrados para la grandiosa misión por medio de sus manos ungidas por la Misericordia de Mi Jesús traen para vosotros a Mi Hijo Jesús en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía. Alegraos en el Señor. Mi Jesús os ama. Amadlo. Él ofrece a vosotros el Precioso Alimento sin el cual vosotros no podéis crecer en la vida espiritual. Valorizad la Eucaristía. Amad y rezad por los sacerdotes. El plan del enemigo es apartaros de la verdad y haceros indiferentes a la Presencia de Mi Jesús en la Eucaristía. Estad atentos. En todo, Dios en primer lugar. ¡Adelante! Mi Jesús os espera en la Eucaristía con inmenso amor. Vuestra victoria está en la Eucaristía. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.