Queridos hijos, Mi Hijo Jesús os llama y os espera de Brazos abiertos. Imítadlo. Estáis en el mundo, pero no sois del mundo. Defended a Jesús. Él os enseñó que Su Reino no es de este mundo. Quiero deciros que Su Iglesia y Su Doctrina no son de este mundo. El demonio quiere destruir la Iglesia de Mi Jesús, transformándola en una sociedad de hombres con diferentes pensamientos e ideologías contrarias a las Enseñanzas de Mi Jesús. Estad atentos. Permaneced fieles al verdadero Magisterio de la Iglesia de Mi Hijo Jesús. Alejaros de las novedades que los hombres os presentan. Amad y defended la verdad. Sed valientes. No os olvidéis: A quien mucho se le ha dado, mucho se le cobrará. Orad. Buscad fuerzas en el Evangelio y en la Eucaristía. Adelante por el camino que os he señalado. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.