Queridos hijos, llegará el día en que muchos buscarán el Preciado Alimento y en pocos lugares encontrarán. Sufro por aquello que viene para vosotros. Los enemigos actuarán y muchos serán contaminados. Os pido que mantengáis encendida la llama de vuestra fe. Vosotros no estáis solitos. Mí Jesús está con vosotros todos los días. Buscad fuerzas en la oración y no permitáis que las novedades del demonio os alejen de la verdad. Sabed vosotros todos que la Presencia Real de Mí Jesús en la Eucaristía en Cuerpo, Sangre, Anima y Divinidad será siempre verdad en el corazón de los justos. La gran confusión se esparcirá por todas partes, pero permaneced firmes en vuestra fe. No os olvidéis de las lecciones del pasado. Adelante en la defensa de la fe. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.