Queridos hijos, el humo del demonio se esparcirá por todas partes causando ceguera espiritual en muchas almas. Sufro por aquello que viene para vosotros. La Luz de la Verdad estará presente en pocos corazones y los justos beberán el cáliz amargo del dolor. Doblad vuestras rodillas en oración. Creed en el Evangelio de Mi Jesús y en todas partes testimoniad vuestra fe. Vosotros estáis en el mundo, pero no sois del mundo. Estad atentos. Las puertas largas se abrirán, pero en Dios no hay media verdad. Sed hombres y mujeres comprometidos con la Verdad Plena enseñada por Mi Hijo Jesús y anunciada por el verdadero Magisterio de Su Iglesia. Vosotros tenéis libertad, pero no permitáis que vuestra libertad os aleje del camino de la salvación. Arrepentiros y buscad la Misericordia de Mi Jesús para vuestras vidas por medio del Sacramento de la Confesión. Buscad fuerzas en la Eucaristía y todo terminará bien para vosotros. Adelante sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.