Queridos hijos, soy vuestra Madre Dolorosa y sufro por aquello que viene para vosotros. Una llaga será abierta en el corazón de la Iglesia, causando gran sufrimiento para los hombres y mujeres de fe. En la Casa de Dios el Sol nacerá más tarde y la puesta del sol será más temprano. Las lecciones serán cortas y los que necesitan la enseñanza no tendrán. Doblad vuestras rodillas en oración. Abrid vuestros corazones y estad atentos. No os apartéis de la verdad. Quien camina con el Señor jamás experimentará el peso de la derrota. Conozco a cada uno de vosotros por el nombre y rogaré a Mi Jesús por vosotros. No os olvidéis: en las manos el Santo Rosario y las Sagradas Escrituras; En el corazón, el amor a la verdad. Dadme vuestras manos, porque deseo conduciros a Mi Hijo Jesús. Aquellos que permanecieren fieles hasta el fin recibirán la recompensa de los justos. No retrocedáis. Vosotros seréis perseguidos por la verdad, pero no os desaniméis. El Señor estará muy cerca de vosotros. La Gran Embarcación se partirá por la mitad y Mis pobres hijos vivirán momentos de grandes aflicciones. Valor. Suceda lo que suceda, escuchad a Mi Hijo Jesús y permaneced fieles a Mis llamados. No hay victoria sin cruz. Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.