Queridos hijos, tiempos difíciles vendrán para los que aman y defienden la verdad. Doblad vuestras las rodillas en oración. Amad y defended la verdad. Valorad la Presencia de Mi Jesús en medio de vosotros. Buscadlo en la Eucaristía y escuchad con docilidad Su Evangelio. Llegará el día en que buscaréis el Precioso Alimento y no encontraréis. Será un tiempo de gran persecución a la Iglesia de Mi Jesús. Los hombres perversos actuarán emboscados para destruir lo Sagrado y el dolor será grande para los fieles. Muchos negarán la Presencia de Mi Jesús en la Eucaristía y, acogiendo falsas doctrinas, dirán que la Presencia de Jesús es sólo simbólica. La confusión se esparcirá y muchos perderán la fe. Sufro por aquello que viene para vosotros. Confiad en el poder de Dios. Él jamás os abandonará. Él hará surgir un gran hombre de fe y amor a la verdad que defenderá la Iglesia y Su Verdadera Doctrina. Después de todo el dolor, vendrá la victoria. Adelante sin miedo. Permaneced en el camino que os señalé. Quien está con el Señor jamás experimentará el peso de la derrota. Yo vine del Cielo para llevaros al Cielo. Escuchadme. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.